En su intento por plasmar en palabras su mundo propio, José Luis Puerto recurre a la inocencia para lograrlo, consciente de que solo ahondando en ella es posible transitar en un mundo tan materialista y pragmático como el actual.
"Hay una íntima, indisoluble correlación entre inocencia y universalidad.
Solo el hombre dotado de un corazón inocente podría habitar el universo", escribió María Zambrano.
Y este "Ritual de la inocencia" se convierte en una guía humanizadora e iluminadora que pretende la salvación mediante la palabra.